En la
Avenida Juan Pablo II, totalmente desierta, un tranvía rompe
el silencio de una ciudad que hoy no quiere despertar.
Uno de agosto, es el día de celebración de la Fiesta Nacional ,
las banderas rojas y blancas se mezclan por todas partes con las rojas y
amarillas de la ciudad.
Varsovia homenajea a sus últimos héroes y conmemora una
derrota, una de tantas batallas perdidas a lo largo de su trágica historia.
Sesenta y ocho años se cumplen del alzamiento, en un intento
desesperado, de la
Resistencia polaca contra el invasor alemán.
Dos meses duró aquella desigual batalla que acabó con el
exterminio de los alzados, ante la mirada pasiva de los soviéticos que veían
con agrado cómo sus enemigos de hoy eliminaban a los de mañana.
Aquella derrota dio paso a la más triste de las
liberaciones.